conmigo, con el resto.
No sé si me he perdido
o si me estoy encontrando
pero ayer saludé a una estrella
pensando que era la muerte
y, aún así, me pregunté por qué
no pudo devolverme el saludo.
como si fuera cinco euros;
poco para muchos,
mucho para pocos.
Así que estoy huyendo.
Sin prisa, con miedo.
Y es que ya he cogido el tren.
El billete sólo es de ida.
Huyo en búsqueda del antídoto
que cure mi insuficiencia crónica.
Porque necesito un objetivo
y porque los síntomas me destrozan.
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