jueves, 9 de mayo de 2019

roma



Todos los caminos llegan a Roma

y yo, sin embargo, me he quedado a sus puertas

pensando en que quizá

nunca quiera entrar.

martes, 27 de marzo de 2018

Insuficiencia crónica

Estoy confusa
conmigo, con el resto.
No sé si me he perdido
o si me estoy encontrando

pero ayer saludé a una estrella
pensando que era la muerte
y, aún así, me pregunté por qué
no pudo devolverme el saludo.

Hablo de mi misma
como si fuera cinco euros;
poco para muchos,
mucho para pocos.

Así que estoy huyendo.
Sin prisa, con miedo.
Y es que ya he cogido el tren.
El billete sólo es de ida.

Huyo en búsqueda del antídoto
que cure mi insuficiencia crónica.
Porque necesito un objetivo
y porque los síntomas me destrozan.

viernes, 23 de marzo de 2018

Por esa chica

Anoche me desperté pensando en ella.
Y no pude volver a dormir.
Pensaba en sus ángeles, en sus tormentas.
En su caos emocional.

Pensaba en sus mañanas
ahogándose en suspiros
por anhelo a respirar.
Caprichos del vivir.

Pensaba en su voz ahogada,
en sus disculpas constantes
hacia quien no comprende el laberinto
en el que se ha acostumbrado a vivir.

Pensaba en el humo
que merodea su mirada
preguntándola el motivo
de la constante autodestrucción.

Escribo por esa chica
que de fiesta se bebía sus lágrimas.
Esa chica que se pierde y se encuentra.
Y se culpa por el viento.

Hoy no escribo por nadie, escribo por mí.
Por mis buenas decisiones
y mis espejos rotos.
Por los abrazos que perdí.

Por mi pozo y mi cuerda.
Por mi llama y mi soplo.
Por mi herida y mi venda.
Por mis gritos al vacío.

Yo me escucho.
Yo me veo.
Yo me siento.
Yo me valgo.

Hoy escribo por mis monstruos.
Por mi hogar, mi noche y mi magia.
De mi,
para mi.

jueves, 1 de marzo de 2018

Quizá fueron las luces

He apagado la luz
y no escucho mi aliento
ni siento mis latidos.
No noto mi presencia.

No sé si será la noche
o los domingos.
Pero no me encuentro
y me estoy buscando.

Siento la lluvia
golpeando la ventana.
Ella quiere entrar.
Yo quiero salir.

Siento las farolas
y su perfume visual
enfrentándose a la luna.
Nunca me convencieron.

Siento el contexto,
siento el predicado 
pero sigo buscando el sujeto
para no volverlo a soltar.

Siento situaciones
atormentándome en mi cabeza.
Siento lo que fue. Lo que pudo ser.
Pero no lo que es.

Anestesia emocional,
voz ahogada.
Sé que sé nadar
pero me hundo en las sábanas.

Entonces, he encendido la luz,
me he visto desnuda
y no sé si será el amanecer
o que ya es lunes.

No sé si será
el cese de la lluvia
o la rendición de las farolas.
Pero ya me siento.

Quizá fue la abstracción
que propagaban las tinieblas.
pero qué bonito es encontrarse
tras saber lo que es perderse.


lunes, 25 de septiembre de 2017

Otoño

Pasé el verano
soñando, suspirando,
sufriendo por imposibles
e ignorando los posibles.

Pasé el verano
temblando, gritando,
lanzándome al vacío 
una y otra vez.

Lo pasé huyendo,
llorando y añorando.
Añorando utopías
que nunca llegaron a existir.

Pero, de pronto, llegó el otoño.
Y crecí
y no me di cuenta.
Y en un suspiro, maduré.

Escapé de la inocencia
que tanto me condenaba
a estrellarme contra la realidad.
Porque dolía. El golpe dolía.

Y cesaron las tormentas de verano
y los caóticos vendavales.
Pero, de pronto,
ya no había nada.

Y se calmaron los incendios
de mis bosques estivales
pero sus hojas se desprendieron
y nada volvió a ser lo mismo. 

Entonces, fui consciente
de que de ello trata la vida;
de estúpidas estaciones
a las que te acabas acostumbrando
                                                                        mientras olvidas los tiempos pasados.

martes, 5 de septiembre de 2017

Vivir o respirar

Respiraba pero no vivía
buscando un soplo de viento
donde antes había un huracán
caótico, inestable. Solía sonreír.

Yo entonces cantaba
sobre el cielo y el mar
hasta que apareciste tú.
Ahora canto incertidumbre.

Y es que me inculcas esa frase
de fue bonito mientras duró
a pesar de la ignorancia
que propagas en cada parpadeo.

No te encuentro, no me encuentro.
A penas sé qué estoy haciendo
porque ahora vivo, pero no respiro
y no sé qué prefiero.


domingo, 18 de junio de 2017

Hay días en los que se nota la ausencia

Hay días poéticos
de artista atormentada
en los que ni los músculos responden
y, a pesar de ello,
inspiran.

Duele ser pseudopoetisa frustrada
que sólo escribe cuando se le pegan las sábanas
Buenos días para la poesía,
malos para mis entrañas.

Hay días que huelen a noches.
Noches solitarias, caóticas,
noches malditas, ebrias.
Las típicas noches en las que el abismo
se esconde detrás de una despedida.

Despedidas en su más pleno significado.
Despedidas anónimas, cobardes, hijas de la incongruencia.
Despedidas invisibles
en las que te quedas en la sombra
como siempre y, en cierto modo, como nunca.

Hay días que saben a soledad
ignorando las multitudes
siempre vestidas de gala
sonrientes, afables, absorbentes,
cuyas miradas irradian abyectas profundidades.

Y es que en este cielo
a penas hay un sólo ángel
que no esté magullado,
que no proyecte congoja
o que no desee incendios.

Entonces, hay días en los que se nota.
Se nota la ausencia de pureza,
de días que huelen a días.
De noches sobrias.
De despedidas que no te rompan en mil pedazos.

Se nota la ausencia de autenticidad,
de sonrisas de poetas con motivos
por los que colmar el cuaderno.

Se nota la ausencia de noches en las que,
incluso en soledad,
y sin ningún tipo de esfuerzo,
puedes sentir el abrazo.

roma

Todos los caminos llegan a Roma y yo, sin embargo, me he quedado a sus puertas pensando en que quizá nunca quiera entrar.