domingo, 18 de junio de 2017

Hay días en los que se nota la ausencia

Hay días poéticos
de artista atormentada
en los que ni los músculos responden
y, a pesar de ello,
inspiran.

Duele ser pseudopoetisa frustrada
que sólo escribe cuando se le pegan las sábanas
Buenos días para la poesía,
malos para mis entrañas.

Hay días que huelen a noches.
Noches solitarias, caóticas,
noches malditas, ebrias.
Las típicas noches en las que el abismo
se esconde detrás de una despedida.

Despedidas en su más pleno significado.
Despedidas anónimas, cobardes, hijas de la incongruencia.
Despedidas invisibles
en las que te quedas en la sombra
como siempre y, en cierto modo, como nunca.

Hay días que saben a soledad
ignorando las multitudes
siempre vestidas de gala
sonrientes, afables, absorbentes,
cuyas miradas irradian abyectas profundidades.

Y es que en este cielo
a penas hay un sólo ángel
que no esté magullado,
que no proyecte congoja
o que no desee incendios.

Entonces, hay días en los que se nota.
Se nota la ausencia de pureza,
de días que huelen a días.
De noches sobrias.
De despedidas que no te rompan en mil pedazos.

Se nota la ausencia de autenticidad,
de sonrisas de poetas con motivos
por los que colmar el cuaderno.

Se nota la ausencia de noches en las que,
incluso en soledad,
y sin ningún tipo de esfuerzo,
puedes sentir el abrazo.

1 comentario:

  1. Creo conocer esa prolongada sensación de anestesia congelada en las venas y rabia asomando en los dientes. No sabe nada bien (ni a nada).

    Mucho ánimo y coraje, chica.

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roma

Todos los caminos llegan a Roma y yo, sin embargo, me he quedado a sus puertas pensando en que quizá nunca quiera entrar.